Hace varios años tomé la decisión (la mejor que he podido tomar en los últimos 6 años) de no volver a gastar tiempo y energía en explicar lo que continuación voy a intentar detallar de la mejor manera posible (sé que muchos al leerlo os sentiréis plenamente identificados). Tomé esta decisión porque lo hacía continuamente con amigos, familiares, vecinos, detractores, curiosos y otra fauna, además de hacerlo a cualquier hora y cualquier día, ya fuera en bares, garajes, salones, autobuses y hasta en mi propia casa, no llevándome a nada. Lo único que me aportó esta etapa de mi vida fue convertirme en una persona consumida , infeliz y desenfocada, pero también soy consciente de que gracias a esa etapa hoy estoy aquí, algo que jamás me hubiera imaginado, por lo tanto le debo mucho a todo ese esfuerzo.
No es cuestión de dinero, es una cuestión de cultura y hasta que todos y cada uno de nosotros, y me refiero exclusivamente a los que estamos dentro de forma activa, vivimos de ello y sabemos perfectamente qué se está construyendo (el resto de personas que todavía no se han interesado no me afectan para nada, ya que el problema está dentro del sector, no fuera) no seamos conscientes que esto es para nosotros y es nuestro, la dinámica no va a cambiar, seguiremos siendo manipulados (nosotros y los precios) y seguirán riéndose de nosotros día tras día.
Cuando Satoshi Nakamoto apretó el botón “ENTER” nos entregó un legado el cual tenemos que disfrutar y vivir, nos entregó a todo el planeta tierra, a todo el mundo el poder cambiar las cosas mediante la unión de una comunidad y bajo el incentivo de la “LIBERTAD”. A partir de aquí este sector y todo lo que contiene es de todos, Ethereum, Solana, Zilliqa, Cosmos o Dogecoin son de la comunidad, de los que crean contenido, de los que compran, de los que venden, de los holders, de los mineros, de los desarrolladores y de los emprendedores, de todos y cada uno de nosotros, pero esto hay que entenderlo, hay que masticarlo y hay que sentirlo las 24 horas del día, los 7 días de la semana y los 365 días del año.
Da igual si el mercado es alcista, bajista o lateral mientras no entendamos esto no habrá nada que hacer, por ello da igual lo que diga o piense tu venció, tu primo, la SEC, el gobierno de la india o programas casposos sobre criptomonedas. El día que nos demos cuenta que es nuestro dará igual el botón que aprieten y quién lo apriete, no lo podrán mover, no lo podrán manipular porque la comunidad será muy fuerte. Creedme si os digo que una comunidad es capaz de invertir el orden de las cosas y lo hemos visto con muchos ejemplos no hace tanto, dando igual quien esté detrás, el nombre que tenga o los apoyos con los que cuente, no podrá jamás con una comunidad unida y un ideal muy claro.
Somos tantos y tan poderosos que lo podemos conseguir, podemos decir basta hasta aquí hemos llegado, sé que no será fácil pero se llegará. Mientras esto ocurre, aportaré mi humilde grano de arena en 2 artículos, cuyo fin es darte unos tips que puedan ayudarte en asentar unas bases que te permitan calibrar los miedos o rechazos que puedas tener, vamos con el primer artículo;
TRANSFORMACIÓN DIGITAL APLIACADA A LAS PERSONAS
De todos es sabido que las actuales plataformas centralizadas de entretenimiento, ocio y comunicación siguen un ciclo de vida predecible, el cual acaba en agotamiento. Todas empiezan por un fuerte efecto red, donde se viraliza su uso debido a que usuarios y creadores entran en una simbiosis virtuosa de placer y negocio, donde la curva de adopción es exponencial y crece constantemente.
Cuando llegan a la cima de la curva de crecimiento y adopción, esta simbiosis virtuosa empieza a desaparecer por el simple efecto de cambiar de suma positiva a suma cero. Ejemplos famosos de esta obsolescencia digital son Microsoft contra Netscape, Google contra Yelp o Facebook contra Zynga.
Que nos dice la historia digital, de los 90 al 2005 aparece en nuestra vida la Web 1.0, con sus protocolos abiertos descentralizados y gobernados por la comunidad. La mayor parte del valor fue absorbido entre usuarios y constructores/creadores. Seguidamente aparece la denominada y actual Web 2.0 (hablamos de fechas entre 2005 y 2020 aproximadamente), y esta trataba sobre servicios centralizados administrados por grandes corporaciones. La mayor parte del valor se acumuló sin reparto equitativo en un puñado de empresas como Google, Apple, Amazon o Facebook. Ahora estamos en el comienzo de la era Web 3.0, la cual combina el espíritu descentralizado y gobernado por la comunidad de la Web 1.0 con la funcionalidad avanzada y moderna de Web 2.0, pero con el aprendizaje que el tiempo ha dado a emprendedores, desarrolladores y creadores de contenido, de no construir sobre plataformas centralizadas, impulsando la innovación y migración hacia ese tipo de soluciones más democráticas en cuanto al reparto del negocio.
Parece ser que la Web 3.0 está siendo construida (creo que el 85% ya está hecho) para que la propiedad y el control estén los más descentralizados posible, otorgando posesión de contenido a los creadores y de actividad a los usuario. La piedra angular que está permitiendo terminar de encajar las piezas de este gran puzle tecnológico es el token, sea en su forma fungible (assets para pagos y recompensas) o sea no fungible (NFT con derecho de propiedad o acceso a contenidos).
Los tokens otorgan a los usuarios derechos de propiedad y si lo vemos desde la perspectiva de este artículo, sería así como dotar al poseedor del mismo de una parte de Internet, la cual le proporciona ocio, negocio y conexión con el mundo. Esto no es nuevo ya lo tienen Facebook, YouTube, Google y otros muchos, lo que pasa que su trozo de internet es cómo un islote en medio del océano índico, puede tener un gran valor pero está poco aprovechado.
Que un usuario dentro de internet tenga la capacidad a través de un token fungible (ETH) de pagar suscripciones, acceder a crédito, crear un producto financiero, ser recompensado por uso y tiempo o servirle de moneda pago universal en cualquier parte del mundo, así como ser poseedor de objetos (arte, fotos, código, música, texto, objetos de juego, credenciales, derechos de gobernanza, pases de acceso, ……) a través de un token no fungible (NFT) el cual le sirve de colateral o acceso al intercambio en mercados secundarios suena futurista o, como poco, irreal pero seguimos viendo así por falta de perspectiva y entendimiento, ya que cualquier red blockchain que opera y funciona como infraestructura (a modo computadora global descentralizada) pertenece y es operada por sus usuarios.
Por lo tanto parece claro que la Web 3 ofrece una nueva forma que combina los mejores aspectos de épocas anteriores de internet, moldeándose y adaptándose a una nueva raza de usuarios. Es una etapa muy embrionaria la que tenemos actualmente frente a nosotros, pero eso no implica que el movimiento sea una realidad palpable, donde será vital tener una postura participativa por nuestra parte, si no queremos sufrir la consecuencias de quedar “excluidos digitalmente del sistema”.
continuará……….