La industria audiovisual ha sufrido una gran reconfiguración desde la llegada de las plataformas de streaming y acelerado debido al fenómeno del siglo, la pandemia del COVID-19.
Según el informe del Foro Económico Mundial de 2020 “la demanda de contenidos digitales se ha disparado desde el inicio del brote. Dos tercios de los consumidores de todo el mundo están viendo más cobertura informativa y la mitad están viendo más contenidos de vídeo en servicios de streaming”. Mientras que el acceso a la producción de cine y televisión, los viajes internacionales y los equipos de filmación, se han reducido drásticamente.
Productoras veteranas como Disney+ y HBO Max, de Warner Media, están haciendo importantes inversiones para recuperar el terreno perdido en una guerra de streaming con disruptores de la Web 2.0 como Amazon Prime Video, Apple TV y Netflix.
Por ejemplo, Netflix alcanzó un récord de 36,6 millones de nuevos suscriptores en 2020, en pleno confinamiento mundial. Pero debido a la entrada de nuevos competidores, el inicio de la desescalada y el impacto económico que ha dejado la COVID-19 ha reflejado que en 2021 el incremento de usuarios se redujera significativamente a aproximadamente la mitad del 2020. Y la tendencia bajista se ha acentuado en el inicio de 2022.
Número acumulado de nuevos suscritores por trimestre de Netflix a nivel mundial. Fuente: Netflix
Pero quizá este no es el fin de esta transformación, ya que la industria audiovisual está a punto de enfrentarse a una ola de disrupción generada por las start-ups del sector del blockchain. Estas nuevas empresas van a entrar a luchar por una parte de esta cuota de mercado impulsadas por las criptomonedas, los NFTs y poniendo sobre la mesa el cine descentralizado o DeFilm. Como propietaria de varias empresas de producción cinematográfica en Hollywood, Sony se asoció con la cadena de cines estadounidense AMC, que se encuentra en dificultades financieras, regalando más de 86.000 NFT a los clientes de AMC que compraron entradas para ver la nueva película Spider-Man: No Way Home.
Por otro lado, tenemos a los fabricantes de televisores están luchando por ofrecer la posibilidad de que la gente muestre sus tokens no fungibles (NFT) en la “tele”.
Con sus televisores de gama alta, LG presentó recientemente en Miami televisores capaces de mostrar NFTs con sólo pulsar un botón del mando a distancia. Recientemente, Samsung anunció que también habilitará sus televisores con capacidades de NFT con tres de sus nuevos televisores 2022 que ofrecen una forma sencilla de mostrar, buscar, comprar y vender NFT desde el sofá.
La llegada de los tokens no fungibles (NFT), las soluciones de blockchain y las transacciones con criptomonedas amenazan con desmantelar las estructuras tradicionales del bastión de la industria cinematográfica y muchos analistas pronostican que blockchain marcará el futuro de la forma de producir, distribuir y exhibir las películas.
PRODUCCIÓN
Los grandes monopolios tecnológicos que surgieron al principio de la etapa de desarrollo de Internet 2.0 han pasado de la transmisión de contenidos a la producción de los mismos, con la llegada de Amazon Prime Video y los originales de Netflix. Esto reduce la variedad de películas que se producen y enfatiza la búsqueda de beneficios a expensas de la calidad y la creatividad. Además, cada vez es más difícil para los cineastas independientes conseguir que se haga y se vea una de sus películas.
Las start-up relacionadas con el mundo blockchain surgen con ese sentimiento de democratizar y descentralizar, por lo que han surgido varias empresas como respuesta a la concentración del poder de la industria cinematográfica en cada vez menos manos. Permitiendo un nuevo sistema que altera el statu quo y da a más personas la oportunidad de hacer películas que necesitan ser vistas por el público.
Es el ejemplo de Moviecoin.com, tienen la ambición de alterar Hollywood ofreciendo la posibilidad de que cualquiera invierta en la producción de películas y se lleve una parte de los beneficios a través de la cadena de bloques. Disponen de su propio token (MOVIE) que se transacciona sobre la red de Ethereum. También permite acceder a una parte de los beneficios de las películas financiadas a través de su plataforma y token, mediante la compra de NFTs asociadas a las películas.
La plataforma Moviecoin.com ya cuenta con producciones protagonizadas por Russell Crowe, Ray Winstone y Mel Gibson. La película biográfica Prize Fighter, está siendo parcialmente financiada a través del token MOVIE y la preventa de NFTs.
Información película Prize Fighter Fuente: Moviecoin.com
Ya se pueden adquirir los NFTs en OpenSea de esta producción que son tangibles, es decir, la adquisición de estos NFTs incluye un coleccionable de accesorios utilizados en la película. Además de suponer el 0.016% de los beneficios futuros de la película, que se pagarían de forma automática al poseedor del NFT mediante el Smart Contract.
NFTs tangibles de Prize Fighter Fuente: Opensea
DISTRIBUCIÓN
Conseguir que una película independiente sea vista por el público es difícil, sobre todo cuando los grandes sitios de streaming se centran ahora en la programación original.
El proceso implica convencer a un agente de ventas para que venda los derechos de licencia de una película a los distribuidores. Estos distribuidores deciden entonces dónde y cuándo se exhibe la película en cines y en DVD y televisión.
Hoy en día, los acuerdos más lucrativos son con los gigantes del streaming, como Netflix, Amazon Prime Video, Apple TV y Disney+. El comercio suele basarse en las relaciones y tanto los agentes como los compradores son reacios al riesgo, por lo que es muy difícil conseguir que seleccionen una película que no esté protagonizada por una estrella de la “lista A”.
Estas plataformas no revelan cuánto paga por alojar los contenidos en su plataforma, pagan a varios meses vista y las métricas de audiencia no son demasiado transparentes para el público.
Sin embargo, en un sistema de distribución basado en la Web 3.0, los datos que antes eran privados estarán a disposición de los financiadores de películas, para que puedan obtener una imagen precisa de las películas que van bien y las que no son rentables.
Esto es importante, ya que la industria del cine es conocida por su contabilidad creativa que puede hacer que una película parezca poco rentable, lo que significa que a veces los creativos que participan en la producción de una película supuestamente no reciben su parte de beneficios acordada.
En una industria cinematográfica descentralizada, la gestión de los derechos digitales y los derechos de autor podrían rastrearse de forma transparente mediante el despliegue de contratos inteligentes. El contrato inteligente toma los términos del acuerdo de un contrato real en papel y permite que los flujos de ingresos fluyan automáticamente desde fuentes externas, como el público que compra o alquila una película, hasta los propietarios de la propiedad intelectual, como los productores y guionistas.
Otro problema de las plataformas de distribución e intercambio de vídeos es la descatalogación y la eliminación de contenidos. Cuando los contenidos se centralizan en servidores controlados por empresas privadas, éstas tienen el poder de decidir qué contenidos se eliminan y cuáles se promocionan.
La película de suspense Zero Contact, protagonizada por Anthony Hopkins, considerada la primera película distribuida como NFT, fue el primer estrenó a través de Vuele, una plataforma de distribución y streaming de películas a través de NFTs, en 2021. Los 11 primeros tokens no fungibles de arte generativo de Zero Contact ofrecerán contenidos exclusivos coleccionables, tomas descartadas, imágenes del rodaje o el cartel firmado por el equipo. La obra de arte digital ya figura en el Marketplace de NFT Opensea. Estos tokens son parte de una experiencia gamificada para los fans en la cual serán pistas extras para resolver ciertos rompecabezas y ganar misteriosos premios.
En una medida innovadora, Arabian Camels anunció en diciembre de 2021 el lanzamiento de la colección “Antara Movie NFT”, que concederá a los compradores hasta el 50% de los derechos de propiedad intelectual de “Antara“, un largometraje de 50 millones de dólares. Los posibles distribuidores de la película pagarían a los propietarios del NFT para distribuir la película en las salas de cine y/o en los canales de streaming, lo que vincularía a la comunidad de “camellos árabes” con un valor de millones de dólares en el mundo real. Los Arabian Camels prevén fusionar las películas y las NFT con el DeFi, los juegos y el metaverso, centrándose en la comunidad, extrayendo valor del floreciente espacio transmedia y compartiendo las propiedades de entretenimiento de valor con la comunidad de Arabian Camel.
EXPOSICIÓN
¿Dónde mejor que en el metaverso Blockchain, ese mundo virtual donde los usuarios pueden socializar y adquirir bienes y servicios digitales que serán de su propiedad, para poder exhibir estos contenidos? La cantidad de formas en las que se llevaría a cabo esta proyección, en cines 24/7 de pago por visión en el espacio, bajo el mar, en un volcán…, y con posibilidad de realidad aumentada y virtual. Y con casi todos los ingresos destinados a los que hicieron las películas, gracias a la desaparición de gran cantidad de intermediarios.
Moviecoin.com ha comprado terrenos en The Sandbox, un metaverso de juego descentralizado basado en Ethereum, donde planean construir un cine virtual de 24 horas.
Conclusión
Al hablar de las posibles aplicaciones de la cadena de bloques en el cine, cabe destacar las ventajas que ofrece la transparencia y la propiedad certificada de los NFT, características que permiten convertirlos en bienes únicos, crear símbolos de estatus y marcas (o reforzar las ya establecidas), crear comunidades virtuales y reales en torno a ellas, y la oportunidad de obtener ingresos adicionales a través de los derechos de autor. Los NFT son algo mejor que los autógrafos, se pueden transportar mejor, quedan registrados para siempre en la blockchain y llevan el certificado de originalidad de forma nativa.
Estos nuevos y codiciados bienes digitales únicos abren la posibilidad de beneficiarse de la creación de flujo de caja a través de un nuevo canal, utilizando los contenidos que ya tienen. Los consumidores se benefician al tener la opción de comprar sus contenidos favoritos y, al ser limitados, estos NFT pueden comercializarse y pueden revalorizarse con el tiempo.
De este modo, las empresas de medios de comunicación pueden desbloquear un nuevo valor de los contenidos que ya poseen, con un coste mínimo. Teniendo en cuenta los millones de horas de contenidos que tienen en sus catálogos desde hace décadas, los numerosos tipos de contenidos NFT que pueden utilizarse y la posibilidad de acuñar múltiples NFT a partir de un mismo contenido, el volumen de NFT que podrían crearse es incontable.
Los superfans pueden comprar y poseer sus contenidos favoritos, que cambian de valor con el tiempo y pueden ser tratados como una inversión. Dada la escasez de NFT acuñados por los propietarios de los contenidos, y el hecho de que son verificados y rastreables, el mercado puede entonces impulsar los precios de los NFT a medida que más fans se unen a la plataforma y tratan de aumentar sus colecciones de NFT. Este escenario potencia la fidelización de las comunidades de fans que ven como existe un acercamiento y ofrece beneficios como ir al set de rodaje por un día, conocer a algunos de los actores, obtener contenidos de acceso anticipado, descuentos en artículos de merchandising e ir a los estrenos físicos y digitales.
Hay que tener en cuenta que los NFT van más allá del modelo centralizado estándar impuesto por gigantes tecnológicos como Amazon, Google o Apple. Cuando compramos bienes inmateriales digitales y pulsamos el botón “comprar”, normalmente accedemos a un acuerdo de licencia que nadie lee, donde se menciona que tenemos el derecho de disfrute, pero no somos realmente propietarios de ellos. Los NFT vienen a cambiar las cosas, ya que permiten a los usuarios demostrar que ejercen el control sobre un determinado artículo.
Lo que aún me lleva a preocupación son los posibles problemas legislativos que pueden surgir al regular las NFT, por ejemplo, en términos de impuestos y derechos de autor. ¿A quién pertenece la película? ¿Qué tipo de privilegios económicos puede mantener el titular de los derechos tras vender una determinada NFT relacionada con la película? ¿Se automatizará totalmente los contratos? Estas son sólo algunas de las preguntas a las que la industria se verá obligada a responder.
Cómo ya comenté en artículos previos, el metaverso puede ser un gran lugar para que las marcas vendan sus productos, incluida la industria audiovisual. En un futuro próximo, me imagino a Touchstone Pictures o Warner Bros promocionando y estrenando sus películas en sus propios edificios dentro del metaverso.
El potencial disruptivo de la tecnología blockchain ha llegado ahora al negocio de los audiovisuales. Pero, por su propia esencia de descentralización y desintermediación, ¿Crees que los estudios podrán adaptarse?